Descubre todos los tipos de piercings genitales, sus riesgos y cuidados
Los piercings nos han acompañado desde siempre, ya fuera para demostrar riqueza, por motivos místicos o simple coquetería disfrazada.
Aun así, si estás pensando en darle un toque de fantasía a tu sexualidad, déjanos darte unos consejos y acompañarte en los diferentes tipos de perforaciones para que veas si alguno te convence, por estética, morbo… o puro placer.
Cosas a tener en cuenta de los piercing sexuales
Antes de hacerte un piercing genital deberías tener en cuenta unos cuantos factores:
Confía en gente profesional
Sigue siempre los consejos de profesionales en la materia y JAMÁS vayas a un “centro” no especializado. Además de ofrecerte higiene y seguridad, existen garantías y un lugar físico donde reclamar. Hacerse un piercing en los genitales no es ningún juego.
Olvídate del sexo un tiempo
Los piercings genitales necesitan muchos cuidados y un periodo de abstinencia que puede durar, según el tipo de piercing, hasta medio año.
Muchos cuidados
Cada piercing marca unas normas propias, pero existen unas comunes: ropa muy transpirable, limpieza absoluta (lávate siempre las manos antes de limpiarlo), no lo toques hasta que esté completamente curado y nada de aspirinas u otros medicamentos que puedan aumentar las hemorragias. Además, procura hablar con especialistas (de la urología, dermatología...).
Dolor
El dolor es muy personal y también depende del proceso de curación, pero hemos querido incorporar una escala del dolor basada en estadísticas para que te hagas una idea. Del 1 al 5, siendo 1 el mínimo: el 1 sería un pendiente en el lóbulo (apenas un ligero pinchazo) y el 5, un piercing en el clítoris (un dolor bien intenso).
Embarazo
Existen problemas adicionales relacionados con los piercings durante el embarazo y post.
Complicaciones
Como hemos dicho, los piercings genitales conllevan sus riesgos. De hecho, la incidencia de complicaciones relacionadas con los piercings en el cuerpo puede llegar hasta el 70%. [1]
Tipos de piercing sexuales
Su origen ha recorrido un largo camino de lo místico a lo sensual. De rituales religiosos en mayas y aztecas, hasta los años 80, donde se retomó para incrementar el placer en el cunnilingus y por eso a muchas personas les resulta muy excitante.
Se empezó a realizar en la antigua Roma para mostrar virilidad y coraje. En la época victoriana se hizo popular entre las damas de la alta sociedad para realzar el volumen de sus pezones. A finales del siglo XIX se convirtió en un signo de empoderamiento sexual.
Lo habitual (y recomendable) es perforar la piel que recubre el clítoris (el prepucio) de modo horizontal o vertical. Otra opción (que no se suele aconsejar, por lo delicado de la zona) consiste en atravesar el propio clítoris.
El piercing en los labios de la vulva también es de historia reciente. Lo puedes realizar tanto en los labios menores como mayores. No guarda ninguna relación con el placer propio y su uso es puramente estético.
Esta zona no tiene tantas terminaciones nerviosas como el clítoris, por lo que probablemente el dolor será menor.
- El Palang se hace de forma transversal y era habitual entre algunas tribus de la isla de Borneo.
- El Apadravya, en cambio, se sitúa en horizontal, como curiosidad: ya aparecía en el Kamasutra en el siglo VIII.
- El Dydoe se coloca en vertical, como si fuera una pequeña corona sobre el prepucio y, además de ser estético, puede resultar útil para estimular la zona G.
Se sitúa en el escroto y su origen proviene de algunas comunidades en las que simboliza el paso a la madurez. Simbólicamente, se pone bajo el testículo izquierdo.
Como ves, hay una enorme variedad donde escoger. Algunos piercings te proporcionarán placer a ti; otros, a tus parejas sexuales. En ocasiones, te alegrarán la vista o te incitarán a jugar.
[1] López-Jornet P, Navarro-Guardiola C, Camacho-Alonso F, et al. Oral and facial piercings: a case series and review of the literature. Int J Dermatol. 2006;45(7):805-809. [PMID: 16863515]
[2] KapsimalakouS, Grande-Nagel I, Simon M, et al. Breast abscess following nipple piercing: a case report and review of the literature. Arch Gynecol Obstet. 2010;282(6):623-626. [PMID: 20582428]